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HAI-KAI DE LOS PÁJAROS (Autora: Aleyda Quevedo Rojas)
TRES VARIACIONES SOBRE EL TEMA DE LA PAZ Y LA PALOMA (Autor: Rei Berroa)
Es tanta la paz de una paloma
que dicen los expertos en la paz
que sólo bastaría una paloma
para traer sobre la tierra toda la paz
que buscan los humanos sin saberlo
II
Son tantas las palomas de la paz
que dicen los expertos en palomas
que sólo una paz sería necesaria
para atraer a todas las palomas
que buscan al humano sin remedio
III
Si la paz se vistiera de paloma
dicen los expertos en humanos
con una sola paz nos bastaría
para darle sus alas a la tierra
haciendo del humano una paloma.
No es mucho pedirle
a la paz o a la paloma
SOBRE MI MALA EDUCACIÓN (Autor: Pablo Neruda)
Cuál es cuál, cuál es el cómo?
Quién sabe cómo conducirse?
Qué naturales son los peces!
Nunca parecen inoportunos.
Están en el mar invitados
y se visten correctamente
sin una escama de menos,
condecorados por el agua.
Yo todos los días pongo
no sólo los pies en el plato,
sino los codos, los riñones,
la lira, el alma, la escopeta.
No sé qué hacer con las manos
y he pensado venir sin ellas,
pero dónde pongo el anillo?
Qué pavorosa incertidumbre!
Y luego no conozco a nadie.
No recuerdo sus apellidos.
—Me parece conocer a usted.
—No es usted un contrabandista?
—Y usted señora no es la amante
del alcohólico poeta
que se paseaba sin cesar,
sin rumbo fijo por las cornisas?
—Voló porque tenía alas.
—Y usted continúa terrestre.
—Me gustaría haberla entregado
como india viuda a un gran brasero,
no podríamos quemarla ahora?
Resultaría palpitante!
Otra vez en una Embajada
me enamoré de una morena,
no quiso desnudarse allí,
y yo se lo increpé con dureza:
estás loca, estatua silvestre,
cómo puedes andar vestida?
Me desterraron duramente
de ésa y de otras reuniones,
si por error me aproximaba
cerraban ventanas y puertas.
Anduve entonces con gitanos
y con prestidigitadores,
con marineros sin buque,
con pescadores sin pescado,
pero todos tenían reglas,
inconcebibles protocolos
y mi educación lamentable
me trajo malas consecuencias.
Por eso no voy y no vengo,
no me visto ni ando desnudo,
eché al pozo los tenedores,
las cucharas y los cuchillos.
Sólo me sonrío a mí solo,
no hago preguntas indiscretas
y cuando vienen a buscarme,
con gran honor, a los banquetes,
mando mi ropa, mis zapatos,
mi camisa con mi sombrero,
pero aún así no se contentan:
iba sin corbata mi traje.
Así para salir de dudas
me decidí a una vida honrada
de la más activa pereza,
purifiqué mis intenciones,
salí a comer conmigo solo
y así me fui quedando mudo.
A veces me saque a bailar,
pero sin gran entusiasmo,
y me acuesto solo, sin ganas,
por no equivocarme de cuarto.
Adiós porque vengo llegando.
Buenos días, me voy de prisa.
Cuando quieran verme ya saben:
búsquenme donde no estoy
y si les sobra tiempo y boca
pueden hablar con mi retrato.